10 exploradores aventureros que cambiaron el mundo con sus expediciones

Todos hemos oído hablar de grandes y famosos exploradores de lugares desconocidos de la Tierra como Colón, Marco Polo, Neil Armstrong, Amelia Earhart etc. Pero el mundo siempre ha estado repleto de personas con sed de conocer más, de llegar más lejos,  de no poner límites a la curiosidad y a sus ganas de no irse de este mundo sin explorar lo inexplorado. 

En este post te mostramos 10 de los mayores aventureros, sus expediciones y los aportes que han dejado a la humanidad y a la Tierra. 

MAY FRENCH SHELDON

Con el objetivo de demostrar que las mujeres también podían ser exploradoras, May French Sheldon consiguió organizar una expedición al Kilimanjaro, en la que, con su personalidad imperturbable y resolutiva, pero sensible, se ganó el cariño y el respeto de sus acompañantes y la confianza de las tribus que conoció. Se le conoce, con motivo, como la “Reina Blanca del Kilimanjaro”.

Nacida en 1847, en Pensilvania. Su madre se dedicaba al estudio de la medicina y su padre era dueño de numerosas plantaciones. En 1891 decidió dejarlo todo para dirigirse a descubrir Mombasa seguida por un equipo de 150 personas que decidieron acompañarla.

El equipaje de May, además de incorporar el material indispensable para una expedición de aquella envergadura, también incluía una serie de objetos de lujo como una bañera de zinc, sábanas, cubertería de porcelana y un amplio vestuario, lo que podía interpretarse como una intención de la mujer por viajar realmente cómoda, pero en realidad, era parte de una estrategia que emplearía a la hora de establecer contacto con las tribus. Prefería actuar como una anfitriona o una extranjera agradecida, que hacerlo con violencia. Así, la vajilla la empleaba para ofrecer un buen banquete a los nativos, y el resto de los objetos se convirtieron en regalos de todo tipo que daba a los nativos de las tierras que visitaba.

Tras muchas noches de acampadas y contacto con los pueblos de la región, la Reina Blanca encontró al norte del Kilimanjaro, la región de los Masais. En 1982, publicó un libro de memorias llamado “De sultán en sultán” donde relató con todo detalle sus experiencias, emociones y la belleza del paisaje africano.

Cuando regresó, May fue nombrada miembro de la Real Sociedad Geográfica de Gran Bretaña y de varias asociaciones antropológicas. De nuevo, desde el calor de su hogar, pudo respirar tranquila, porque después de tantas aventuras había demostrado al mundo, que, con voluntad y tenacidad, las mujeres eran más que capaces de hacer lo mismo que los hombres.

MARY KINGSLEY

La historia de esta mujer sin miedo empieza con un viaje a África acompañada de una bolsa de té, un cepillo de dientes y un peine; y decimos que su historia tiene su comienzo con el viaje porque, antes de eso, la vida de Kingsley se basaba en intentar comprender por qué su hermano podía estudiar una carrera universitaria en Cambridge, mientras ella se limitaba a estudiar alemán para traducir los artículos que escribía su padre.

Por suerte o por desgracia, la suerte de Mary cambió cuando ella todavía no había alcanzado los 30 años, y fallecieron sus dos padres. Fue entonces consciente de que iban a pasar algunos meses hasta que alguien le custodiase de nuevo, y se sintió, por primera vez en su vida, libre. Decidió que era el momento para plantearse viajar.

En su imaginario había visualizado el continente africano como un destino muy atractivo, pero en 1893 era bastante complicado que una mujer viajase sola a África. A pesar de las críticas y las limitaciones, Mary consiguió embarcar en Liverpool en una nave con rumbo a Sierra Leona. Después, emprendió la exploración de la costa del golfo de Guinea hasta Luanda, Angola, y después se adentró en Nigeria.

El objetivo de sus expediciones era conocer e integrarse en las costumbres de los pueblos locales. Además, su labor científica se enfocó desde la observación participativa, lo cual suponía la convivencia con las tribus. Mary es una de las precursoras de la antropología cultural y una de las primeras etnógrafas en desarrollar un auténtico trabajo de campo.

Uno de los sucesos que nos dejan ver el carácter y osadía de la exploradora fue cuando consiguió salir de un enfrentamiento con un leopardo, golpeándolocon una jarra de agua.

ROALD AMUNDSEN

 

Liderar la expedición que llegó por primera vez en la historia al polo Sur es motivo muy válido para afirmar que un explorador ha transformado el mundo. La carrera de Roald Amundsen estuvo repleta de aventuras y hazañas, pero sin duda, esta fue la más importante de su vida. Este hombre noruego siempre tuvo claros sus objetivos, y los consiguió; fue el primero en llegar al polo Sur, y el primero en sobrevolar el polo Norte.

Tenaz y visionario, Amundsen nació en 1872 en Noruega, en el seno de una familia de marineros y pescadores que soñaba con seguir los pasos de Fridtjof Nansen, un compatriota que travesó Groenlandia cuando el era joven.

Cuando ambos de sus padres fallecen, Roald decide abandonar sus estudios en medicina para sustituirlos por subir a un barco dedicado a la pesca de focas. Su experiencia en este y en los sucesivos buques en los que iba embarcando le permitió en 1987 unirse como oficial de segunda a una expedición a la Antártida, que acabó convirtiéndose en la primera marcha en vivir la una invernada antártica de la historia.

Tras superar esta experiencia y regresar a casa, la mente de Admundsen comienza a esbozar un objetivo muy claro: comprobar si existe un paso que comunique los océanos Atlántico y Pacífico por su confín norte; y así descubrir el Paso del Noroeste.

Decide comprar un pequeño barco pesquero de focas y, en 1903, se hace a la mar junto con 6 compañeros en busca de su objetivo de vida. Durante el trayecto, el barco encalló en el estrechode Ross y los tripulantes tuvieron que pasar el invierno en la isla de King William, donde confraternizaron con los esquimales y observaron cómo vivían en ese entorno. Los descubrimientos que iban haciendo en King William les resultaron tan estimulantes que al llegar el verano, los expedicionarios decidieron permanecerun año másen la isla. Finalmente, el 13 de agostode 1905 reemprenden una difícil navegación entre la isla Victoria y el Continente. El 27 de agosto encuentran un ballenero procedente de San Francisco, llegado del oeste. Habían cumplido la misión.

Aunque este fue el logro más aclamado del explorador, hubo muchos más; quiso alcanzar, y alcanzó, el Polo Sur, aprendió a pilotar participando en el primer sobrevuelo del polo Norte, y en su repetición de la experiencia se estrelló contra el hielo. Jamás se encontró su cuerpo.

HENRY MORTON STANLEY Y DAVID LINVINGSTONE

“Doctor Livingstone, supongo” es la frase mítica que ha quedado del reencuentro más famoso de la historia. El 10 de noviembre de 1871, Henry Stanley encontró en una remota aldea ubicada cerca del lago Tanganika, después de casi un año buscando al explorador David Livingstone, que llevaba dos años sin dar señales de vida y más de 6 deambulando por el interior del continente.

Livingstone pisó por primera vez África de la mano de la de la London Missionary Society con la intención de llevar la palabra de Dios a las regiones del sur, pero sus viajes y experiencias fueron curtiendo en él un espíritu de explorador que no pudo negarse a vivir. Gracias a seguir su instinto, Livingstone viajó donde ningún extranjero había viajado hasta el momento, lo que le permitió hacer descubrimientos como el lago Ngami, que le otorgó la medalla de la Royal Geographical Society o darles el nombre a las cataratas Victoria. Atravesó África de Luanda a Mozambique y se convirtió en un estudioso nato de los sistemas fluviales de la gran cuenca central africana.

Stanley por su parte, lejos de ser un explorador intrépido, se ganaba la vida como periodista y el periódico New York Herald, le ofreció 20.000 dólares a cambio de buscar, encontrar y volver para comunicarlo, al explorador más famoso del siglo XIX: el doctor Livingstone.

Cuando Stanley lo encontró, permaneció cinco meses con él. Durante ese tiempo, el periodista acompañó al doctor en sus expediciones y aventuras. Stanley le propuso a Livingstone para que regresara junto a él, pero Livingstone se negó rotundamente. En marzo de 1872 ambos se despidieron para no verse nunca más. El doctor murió el año siguiente en un pequeño poblado del lago Bangweulu, en Zambia.

 ALEXANDRA DAVID NEEL

La primera mujer occidental que pisó el Tíbet. Más concretamente, la ciudad de Lhasa, la capital del país, cuya entrada estaba terminantemente prohibida a todos los extranjeros.

Esta mujer de origen francés, escritora, pensadora y aventurera, nació en 1868 en el núcleo de la alta sociedad europea del momento. Aunque su madre le impartió una educación basada en la Fe, la religión y las apariencias, su padre le mostró el lado revolucionario y real de la vida, le transmitió valores como la ambición, la curiosidad y el inconformismo. Así, antes de cumplir 25 años, la joven ya había visitado la India y Túnez, y recorrió zonas de España montada en bicicleta. Todo esto lo consiguió hacer sola, sin acompañantes. Su vida consistió en una sucesión de viajes, experiencias, aprendizajes y aventuras, pero su objetivo principal seguía siendo atravesar la capital del Tíbet y siempre que lo intentaba acababa siendo arrestada y deportada. Al final, para poder acceder a la ciudad, Alexandra trazó un plan. Ella y su compañero de aventuras se disfrazaron de mendigos y, en palabras textuales de David Neel, esto fue lo que ocurrió: "Les dijimos a todos que íbamos en busca de hierbas medicinales. Yongden se hizo pasar por hijo mío. Decidimos viajar de noche y descansar de día. Viajar como fantasmas, invisibles a los ojos de los demás." Cuando llegaron a la entrada de la ciudad, una tormenta de arena les ayudó a pasar inadvertidos. Tras cuatro meses y dos mil kilómetros a pie por el Himalaya, Alexandra logró su objetivo.

EILEEN COLLINS

"Nosotras sentimos la misma fascinación que los hombres por el espacio, y cada vez será más fácil porque por fin están cayendo los prejuicios y las barreras".

Eileen Collins cambió la historia de la aviación espacial el 20 de julio de 1999, día en el que se convirtió en la primera mujer en la historia al mando de un transbordador espacial. Se le conoce como “la mujer cohete” y no es de extrañar, ya que, además de pilotar el transbordador, fue la primera comandante de una misión especial y participó en cuatro vuelos espaciales.

Su trayectoria es, cuanto menos, destacable, comenzando porque nació en el seno de una familia humilde que no podía permitirse pagarle fácilmente los estudios en la universidad; no obstante, la piloto consiguió estudiar y graduarse en la carrera de Ciencias y Matemáticas en 1976 y, más tarde, en 1979 se graduó en Matemáticas y Economía. Fue la única mujer de su promoción. Ese mismo año (1979) también fue militante del Ninety-Nines, un grupo de mujeres pioneras en la reivindicación de los derechos de las aviadoras. El año siguiente obtuvo su habilitación como piloto en una Base Aérea en Oklahoma.

Tras dos años en la Academia de las Fuerzas Aéreas se ganó la fama de buen piloto, y un año más tarde superó las pruebas para convertirse en astronauta. Su cargo al frente de un vuelo espacial en 1995 la convertiría en una gran profesional, lo que más tarde le ayudaría a que la NASA decidiera que fuese ella la que comandase, por primera vez en su historia, un transbordador.

MICHAEL FAY

 

En 1999, J. Michael Fay recorrió a pie un viaje que comenzó en la República del Congo y finalizó, 456 días después en la costa de Gabón. El explorador llevó puestas durante todo el trayecto unas sandalias de pie abierto, y las no sustituyó por otro calzado en ningún momento. La carne que sobresalía de la sandalia supuso que, en el undécimo día de ruta, los pies de Fay estuviesen llenos de gusanos que habían empezado a penetrar sus dedos al punto de pudrirlos.

El trayecto tuvo una extensión de 3200 kilómetros. Fay recopiló una cantidad enorme de datos, y confiaba en que su viaje, patrocinado por la Wildlife Conservation Society y la National Geographic Society, generara atención sobre el último bosque prístino de África central. Y lo consiguió. El gobierno gabonés conmovido por la hazaña y el valor que había dedicado Fay, convirtió un área de 28.500 kilómetros cuadrados en un sistema de 13 parques nacionales.

Fray contribuyó enormemente en la transformación a mejor de la conservación a gran escala en el continente.

NIRMAL PURJA

Lo que más destaca de este alpinista nepalí son las críticas que ha recibido por su técnica y por los recursos que ha empleado para convertirse en el más rápido en coronar las montañas más altas del planeta. No obstante, nadie puede negar sus logros: tardó menos de un año en coronar 14 ochomiles.

Alejado de una vida rica en comodidad o estabilidad económica, el nepalí asistía al colegio y combinaba sus clases y deberes con varios trabajos para ayudar en casa, y, rodeado de una familia numerosa y carencias de todo tipo, salió de la infancia convertido en un soldado gurka en la infantería de Reino Unido, donde permaneció durante 16 años. Lo dejó todo por convertirse en alpinista.

Nirmal Purja no sólo se convirtió en alpinista, sino que se planteó un proyecto llamado “Project Possible 14/7”que consistía en escalar las 14 cumbres que superan los 8.000 metros de altura en siete meses. Empezó el 23 de abril en Nepal, cuando conquistó Annapurna de 8.091 metros. En 2019 coronó los 14 ‘ochomiles’ de la manera más rápida que pudo. Hasta ese momento el récord estaba en siete años, 10 meses y seis días. El nepalí lo logró en seis meses y seis días.

“Si hubiese querido batir un récord podría haber dicho: ‘Lo haré en siete años’ pero no se trataba de ser mejor. Quería mostrar al mundo lo que era posible desde el punto de vista humano si echas el resto y pones tu mente, corazón y alma en ello. Quería rendir un homenaje a los escaladores nepalíes. Durante los últimos 100 años hemos estado en un segundo plano. Los ‘ochomiles’ son nuestro terreno. Sentía que tenía que hacer algo y eso es lo que me daba energía”.

VICTOR VESCOVO

Viajar (casi) al centro de la Tierra ya no sólo es materia de los libros de Julio Verne: en 2019 un equipo de cuatro personas, liderado por Víctor Vescovo, se sumergió bajo las aguas del Pacífico para llegar al punto más recóndito al que ha llegado alguien jamás. No descendieron más, no por limitaciones tecnológicas, si no porque alcanzaron el punto más profundo de las aguas oceánicas del planeta.

Aunque Vescovo se considera una persona deportista, unida a la naturaleza y afín a la aventura, tomó un camino en su vida que quedaba lejos de la dedicación a la exploración, pues es un hombre de negocios e inversor, no obstante, su gran amor hacia el océano ha fomentado que, a bordo de un sumergible, haya batido el récord en realizar la inmersión más profunda, ubicada concretamente en la Fosa de las Marianas. 

Él equipo, liderado por Vescovo y otras tres personas, descendió casi 11 km bajo la superficie, una profundidad, concretamente de 10.928 metros. Desde que entraron en el agua, hasta que volvieron a ver la luz del cielo, transcurrieron 12 horas. 4 de bajada, 4 de subida, y el resto lo pasaron viviendo la experiencia de visitar lo que nadie nunca ha visitado jamás, y de ver por primera vez, rodeados de oscuridad y silencio, lo que esconden las aguas heladas del Pacífico.

“El 70% de la Tierra está bajo el agua y la mayor parte a más de 4.000 metros de profundidad. Es un entorno hostil. Por eso construimos este submarino, para empezar a rascar en él." (Víctor Vescovo).

Los descubrimientos que se hicieron a raíz de esta aventura fueron, cuanto menos interesantes: por una parte, se encontraron tres nuevas especies acuáticas. Además, se descubrieron algunos peces que nunca se habían visto en las profundidades del Abismo de Challenger.

Pero la expedición también tuvo su parte amarga, pues lo más interesante y escalofriante del viaje, lejos de la euforia de descubrir que todavía hay especies y animales que desconocemos, es que se encontró a 11kilómetros del exterior, algo muy familiar para nosotros: una impresionante y alarmante cantidad de plástico. Es triste que antes que nosotros, lleguen al fondo del mar las consecuencias de nuestra peor versión.

SYLVIA EARLE

Esta oceanógrafa está reconocida como “Heroína del Planeta” por la revista Time, y no es de extrañar, en 1980, descendió 381 metros de profundidad en la que supuso la inmersión más profunda realizada a pulmón cuando caminó sobre el lecho marino de Oahu en un traje presurizado llamado Jim.

La Heroína nació en New Jersey, en 1935, y con 12 años se fue con su familia a Florida, a vivir a una casa junto al mar, lo cual marcaría desde entonces su vida. La fauna y la flora que llegaba a la costa llamaba enormemente su atención hasta que, a los 17 años, hizo su primera inmersión de buceo y pudo ver el mar desde dentro. La oceanógrafa Sylvia Earle, tiene más de 80 años y ha pasado más de 7.000 horas bajo el agua.

Fue la primera científica jefa de la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica de Estados Unidos, y siendo aun estudiante, fue una de las primeras científicas marinas que empleó el equipo de submarinismo en su trabajo. Y eso apenas es una pequeña parte de los récords de esta exploradora oceánica: dirigió el primer equipo de mujeres acuanautas que vivirían durante dos semanas en un hábitat subacuático.

“A medida que piso el lecho oceánico, sé que estoy entrando un terreno similar en ciertos aspectos a un paisaje lunar”, escribió Sylvia en el National Geographic. “Ambos tienen una apariencia encantadoramente similar y ambos han sido inaccesibles e inexplorables hasta hace relativamente poco”.

Como ya has visto, no está todo descubierto todavía, siempre se puede volar un poco más alto, volar un poco más profundo o arriesgarse un poco más. Esperamos que las hazañas de estos 10 exploradores te animen para iniciarte en el mundo de la aventura y ¡dejes tú también tu huella en algún rincón inhóspito del planeta!