La influencia del público en el rendimiento deportivo
A raíz del covid nos hemos visto obligados a modificar muchas cosas en nuestra vida diaria, tanto a nivel personal como laboral y por supuesto, deportivo. Todo ello nos ha obligado a cambiar muchas de nuestras rutinas y hábitos lo que ha tenido una gran repercusión en nuestra estabilidad mental y por tanto han influido en nuestro rendimiento y bienestar.
Dentro del ámbito deportivo una de las grandes modificaciones a raíz del Coronavirus ha sido la eliminación del público en las competiciones y partidos. Después de más de un año, no nos escandalizamos ni nos resulta tan raro ver estadios, canchas y gradas vacías, ver a los deportistas competir sin el ruido ambiente que caracteriza, por ejemplo, los partidos de futbol. Sin público, los partidos y competiciones se vuelven silenciosas, y los deportistas ya no escuchan ni los gritos de ánimo de los aficionados ni los abucheos de la afición rival. Entonces, ¿Qué ha supuesto para el deporte competir en estadios y gradas vacías? ¿Se compite mejor con o sin público?
Lo principal es saber que la presencia o ausencia de espectadores supone una serie de cambios psicológicos no solo en los deportistas, sino también a todos los profesionales que lo rodean y por supuesto al árbitro (en aquellos deportes donde lo haya). Los cambios vienen producidos tanto por la falta de presión y ansiedad como por la carencia de apoyo. En concreto, el árbitro es una figura que de forma general recibe únicamente abucheos de los espectadores, por lo que la carencia de estos, es un aliciente para su rendimiento.
Dependiendo de si la presencia de espectadores ejerce un efecto positivo y supone un incentivo en nuestro rendimiento o lo perjudica podemos hablar de facilitación social o de inhibición social, respectivamente.
El cambio principal al que se han visto expuestos ha sido la no comunicación bidireccional que se produce entre la afición y el deportista, técnicos y árbitros. Esta comunicación se caracteriza por ser un estímulo que condiciona el ambiente y genera la “presión” propia de una competición.
Detengámonos un momento a reflexionar sobre las grandes diferencias existentes entre un entrenamiento y una competición. Una de las más llamativas es la presencia de ruido proveniente tanto de la afición rival como de la nuestra. Si eliminamos este estímulo, una de las consecuencias es la reducción de la mentalidad, concentración y sensación de competición, es por ello que los aspectos psicológicos adquieren una gran importancia.
La automotivación y el autorrefuerzo positivo se vuelven fundamentales para adquirir el estado de concentración y preparación mental que se requiere en una competición. La gestión de estos factores psicológicos por parte de los deportistas ha supuesto un verdadero reto y una suma a su entrenamiento físico y mental habitual.
No obstante, como ya se ha comentado anteriormente, la ausencia de público puede generar tanto efectos negativos como positivos, dependiendo del ambiente, personalidad, estilos atencionales y procesos de concentración que presente la persona en concreto.
Para muchos deportistas la afición y los espectadores les da sensación de seguridad, de confianza y los capacita para rendir al máximo. Por el contrario, otros deportistas lo perciben como una presión añadida, como un estímulo que los puede desconcentrar y generar desconfianza, y por lo tanto rendir peor. Para comprender mejor ambas ideas, a continuación se exponen una serie de procesos psicológicos que pueden explicar ambas posturas:
1. Facilitación social.
La facilitación social se corresponde con la mejora en la ejecución de una actividad concreta que se produce cuando hay otras personas observándonos. En concreto este fenómeno se da en la realización de actividades sencillas, tareas que realizamos muy bien o acciones muy automatizadas. Sin embargo, si realizamos una actividad que aún no dominamos o que no nos genera mucha seguridad, la presencia de público ejerce el efecto contrario, nos ponemos más nerviosos y tendemos a presentar una peor ejecución.
Llevado al terreno deportivo, pensemos por ejemplo en un escalador ante la presencia de espectadores, en aquellas vías más sencillas es probable que presente un mejor rendimiento, mientras que en las vías más complejas, es probable que cometa más errores y su ejecución sea peor.
2. Inhibición social.
Esta se corresponde a lo recién mencionado, con la presencia de espectadores el rendimiento empeora. En general se asocia a situaciones novedosas y actividades muy complejas o tareas que no dominamos. Este proceso se puede explicar a través del nivel de activación, ya que al realizar una actividad novedosa o complicada, normalmente nuestra activación aumenta, si aumenta en exceso, puede ser perjudicial, ya que reduce nuestra concentración y aumenta la tensión mental y muscular. El público incrementa esta activación y genera más presión. Una de las herramientas más eficaces en estos casos, son los ejercicios de respiración.
3. Miedo a la evaluación.
Este proceso viene dado por la necesidad que presentamos en la sociedad actual de demostrar perfección ante los demás. El miedo a fallar y equivocarse delante de otras personas es altamente influyente en nuestro rendimiento deportivo. Los deportistas, cuerpo técnico y árbitros generan expectativas sobre cómo consideran que están siendo percibidos y evaluados por los espectadores. En concreto en tareas complicadas o en situaciones donde presentamos una autoconfianza baja o nos encontramos muy autoexigentes, no generar una impresión negativa contribuye a aumentar la presión y ansiedad, lo que repercute en nuestro rendimiento deportivo.
4. El efecto de la distracción.
El público normalmente anima a sus deportistas con el objetivo de transmitirles confianza y seguridad, no obstante, en ocasiones estos cánticos y ánimos pueden convertirse en una fuente de distracción. Los deportistas pueden verse perturbados por el ruido generado por los espectadores, lo que tiene una influencia negativa en su concentración, atención y capacidad de toma de decisiones. En general, este efecto suele presentarse en menor medida en deportistas más profesionales. Esto se debe a que suelen estar más acostumbrados a ello y tienen adquirida la capacidad de contagiarse de la energía del público o bien la capacidad de ignorar este ruido.
Sobre todo ello influyen además dos aspectos fundamentales:
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Competir “en casa”: En otras palabras, competir en un ambiente conocido. Es sabido que cuando competimos fuera de nuestro estadio, pista o circuito habitual, se suma una dificultad extra. Los deportistas se sienten más cómodos, confiados y rinden mejor ante ambientes conocidos y rodeados de su afición. Cuando competimos “fuera de casa” el público que solemos tener es en su mayoría rival, lo que influye en aumentar nuestra presión, ansiedad, nervios y por tanto desconcentrarnos y presentar una peor ejecución. De hecho, un estudio realizado por la Universidad Autónoma de Madrid demostró que en futbol, la ventaja de jugar en casa para el equipo local es del 56 %.
- El sentimiento de pertenencia. El ser humano es un ser social, y por tanto tenemos la necesidad innata de pertenecer a un grupo social. Los espectadores animándonos desde la grada ejercen ese efecto positivo de pertenencia, lo que nos aporta sensación de apoyo, control, motivación y confianza. Por ejemplo, cuando un jugador de baloncesto comete un error en un pase, si la grada le anima a seguir, este seguirá jugando con la misma motivación y confianza. Si por el contrario, la grada es mayoritariamente rival y al cometer el error le pitan y felicitan por ello, el jugador se pondrá más nervioso y tenso reduciendo su confianza y concentración.
En general, el público, al ser un estímulo rutinario y habitual en los partidos y competiciones, este se asocia a ellos y favorece la mentalidad y comportamientos de competición. Por lo que la falta de este, una vez acostumbrados, puede ejercer un efecto negativo. Estos resultados negativos se consiguen revertir con un adecuado trabajo psicológico, trabajo enfocado a auto-motivaciones, auto-refuerzos, auto-diálogos, visualizaciones, relajaciones, activaciones y ejercicios de concentración.
Para finalizar, hacer hincapié en que competir bajo la mirada y ruidos de las gradas puede jugar en nuestro favor o por el contrario, perjudicarnos. Lo importante, es que cada deportista, profesional del cuerpo técnico y árbitros, sean conscientes de la influencia concreta que ejerce el público en ellos, de esa manera poder convertirlo en su aliado.